La curva en la arquitectura del modernismo catalán

La curva en la arquitectura del modernismo catalán

Son muchos los movimientos culturales que a lo largo de la historia cambiaron el paradigma artístico de nuestro país. Uno de los más importantes, y cuyo legado perdura hasta la actualidad, es el modernismo catalán.

Esta corriente influyó en la pintura, la escultura, la literatura… Pero sí hay una disciplina en la que impactó de lleno fue, sin duda, la arquitectura. Barcelona es el epicentro de este movimiento arquitectónico, aunque también traspasó las fronteras de Cataluña.

Son las formas sinuosas y la líneas curvas dos de los elementos más reconocibles que se pueden ver en los muchos edificios modernistas que han llegado hasta nuestros días en grandes avenidas emblemáticas como el paseo de Gracia de la Ciudad Condal.

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Las curvas, desde una perspectiva arquitectónica, crean en las construcciones y edificio una experiencia de movimiento, a la vez que aportan una sensación de calma, relajación y armonía.

Ejemplo de esta sensación se refleja en las ventanas curvadas, que han sido un elemento distintivo en la historia de la arquitectura. Junto con el modernismo catalán, los ventanales arqueados, elípticos y sinuosos han destacado en el art nouevau y otros movimientos que rompieron con la línea recta para crear nuevas formas de diseño.

La evolución de las ventanas curvadas también se plasma en los materiales. Desde la madera, utilizada desde hace siglos, maleable pero muy limitada por la tecnología de la época, pasando por el vidrio, muy versátil en lo artístico pero frágil en su composición.

Hasta llegar al aluminio en la actualidad, que supuso toda una revolución gracia a los avances en la metalurgia y el control térmico, que permitieron fabricar perfiles más delgados, resistentes y ligeros, posibilitando curva más complejas.

En pocas palabras, las ventanas curvas han pasado de ser un símbolo artístico en el modernismo a sumar en la actualidad la funcionalidad a la perspectiva puramente creativa.

Características de la arquitectura modernista

Ruptura con las formas del pasado y crear un nuevo concepto artístico son los cimientos en los que se sustenta la corriente modernista. La nueva forma de edificar otorga gran relevancia a la estética, acorde a una sensibilidad artística muy pronunciada.

La apuesta por las formas orgánicas que se inspiran en la naturaleza, a las que se añaden los diseños atrevidos, sin afectar, eso sí, a la funcionalidad arquitectónica, se reflejan en grandes edificios que han pasado a la historia, como la casa Batlló, obra de Antoni Gaudí, principal referente del modernismo catalán.

En lo referente a los colores, se vuelven más vivos y vibrantes, iluminando las fachadas como la de la casa Amatller (1898), de Josep Puig i Cadafal, construida justo al lado de la casa Batlló, en el paseo de Gracia, la milla de oro del modernismo en Barcelona.

En esta imponente construcción también se ven reflejados otros rasgos característicos de este movimiento, como son la rica decoración y la mezcla de distintos materiales como el vidrio y el azulejo, este último un material que ya se utilizaba en la arquitectura islámica.

La curva, rasgo principal de los edificios modernistas

Acorde a los impulsos rupturistas de este movimiento, el uso de las formas y líneas curvas sirve en el modernismo para saltar de la geometría más rígida y tersa, asociada al orden, hacia lo orgánico y los movimientos más libres, a la vez que armónicos.

La curva se convierte en la arquitectura modernista en un símbolo de cambio que transforma la expresión artística, permitiendo a los arquitectos crear formas más complejas y atractivas, con un sentido del movimiento y del dinamismo que guía la mirada.

Ejemplos de la curva en el modernismo: masía Freixa y casa Golferichs

Construida entre 1907 y 1910 por el arquitecto Lluís Muncunill, la masía Freixa (Tarrasa) no es una de las obras más famosas del modernismo catalán, aunque no por eso deja de ser una joya representativa de este movimiento.

A la hora de construirla, Muncunill se inspiró en las formas orgánicas de Gaudí. La curva es la protagonista casi absoluta, lo que se puede ver en las ventanas, los arcos y la bóvedas. Además, la fachada evoca, precisamente, la naturaleza que tanto inspira al movimiento modernista.

Masía Freixa

Las curvas en esta masía comunican la armonía entre arte y técnica para fusionarla con en el entorno. El edificio es un claro ejemplo de reinterpretación de la típica casa de campo catalana, pero siguiendo ligada a la sensibilidad mediterránea.

Otra muestra de obra arquitectónica de gran valor, pero poco conocida, es la casa Golferichs, en Barcelona. Es una construcción datada en 1901 del arquitecto Joan Rubio Bellver, que fue discípulo de Gaudí.

En el imponente edificio la máxima expresividad de las curvas la podemos ver en ventanales, balcones, barandillas y arcos interiores. Concordando con el espíritu modernista, las curvas rompen la rigidez y evocan la fluidez de la naturaleza, aportando, a su vez, una elegancia y una distinción inigualable.

Actualmente la casa Golferichs es un centro cívico del Ayuntamiento de Barcelona, con una gran actividad musical y una programación estable de conferencias y exposiciones.

Casa Golferichs. Fuente de imagen: https://www.meet.barcelona/es

La curva en la arquitectura actual

A día de hoy, la curva ha traspasado las fronteras del modernismo catalán y de otros movimientos artísticos. Ser ha convertido en un elemento cotidiano en la arquitectura tanto urbana como rural.

Principalmente, las ventanas curvadas son cada vez más demandadas tanto en proyectos de reforma como de nueva construcción, especialmente en viviendas, pero también en edificios de carácter civil.

Las puertas y ventanas curvadas, fabricadas a día de hoy con materiales como el aluminio, no solo ofrecen en los inmuebles actuales una solución estética versátil, que se adapta a diferentes estilos; también tienen una serie de ventajas prácticas y técnicas, como su resistencia y durabilidad, una cualidad especialmente útil en entornos con climas extremos.

Igualmente, la eficiencia energética es otra de las grandes ventajas de las puertas y ventanas curvadas de aluminio, y sirven de aislante térmico tanto del frío como del calor.

En Curvados Ibáñez fabricamos puertas y ventanas curvadas de aluminio que, igual que ocurrió con el modernismo, marcan la diferencia en la arquitectura actual al romper los esquemas de la simetría y la monotonía de las líneas rectas.

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